7 razones por las que viajar barato mejora tu viaje

Durante el último tiempo, me he encontrado con mucha gente afirmando que la única manera de viajar es teniendo dinero. Sin dinero, la forma en la que uno viaja se ve coartada y uno en vez de disfrutar, termina sufriendo las penurias del viaje.

No puedo estar más en desacuerdo con esta afirmación. Me cansé de discutir con diferentes viajeros (y no viajeros también), intentando que entiendan que el dinero no es un factor determinante a la hora de armar un viaje y, mucho menos, a la hora de disfrutarlo.

Por el contrario, cuando uno viaja sin preocuparse por cuánto gasta, se termina sumergiendo en una burbuja llena de turistas a los que poco le importan, por ejemplo, la cultura local o la comida típica del lugar. Por eso, en vez de seguir discutiendo casi todos los días acerca de esto, preferí escribir un artículo y contarles las 7 razones por las que viajar barato mejora tu viaje. ¿Me acompañan?

7 Razones por las que viajar barato mejora tu viaje

Vivir la experiencia local

Cuando viajamos barato nos vemos obligados a, por ejemplo, tomar el mismo bus que toman los locales, o ir a restaurantes frecuentados por los vecinos del barrio donde nos estamos quedando, y no por extranjeros que no tienen inconveniente en pagar los precios inflados que ofrecen en ciertos lugares.

El motivo por el cual tenemos que viajar por ejemplo, en medios de transporte frecuentados por la gente local es, obviamente, por el precio. Si estamos dispuestos a viajar de una manera económica, tomar los buses VIP que ofrecen en el Sudeste Asiático, llenos de turistas occidentales, para viajar entre determinadas ciudades, no es una opción.

Viajando barato uno termina, capaz sin incluso quererlo, viviendo a pleno la experiencia local, siendo uno más entre la multitud del pueblo que visitamos, llevándonos recuerdos que nunca se van a borrar.

Podemos viajar más tiempo

Y sí. Parece una obviedad pero muchas veces se nos olvida. Cada centavo ahorrado en la ruta, es un centavo que se puede invertir en un día más de viaje.

Ahorrar en los hoteles. Ahorrar en las comidas. Elegir el medio de transporte más económico. Caminar 30 minutos en vez de tomarnos, innecesariamente, un metro. Todo suma. Todo lo que ahorramos en el camino, nos va a permitir extender nuestro viaje.

No digo que, cada tanto, no nos demos un lujo. Para nada. Muchas veces son necesarios. A veces, después de estar varios días viajando, durmiendo mal, sufriendo el calor o lo que fuere, necesitamos una noche en un hotel cómodo, una comida que nos haga acordar a ese plato que nos cocinaba mamá y una almohada donde poner los pensamientos en orden.

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Pero si confundimos este lujo con una rutina, nuestro viaje va a ser mucho más corto de lo que pensamos. No es solo viajar más días, sino que es conocer más gente, vivir mejores experiencias.

Siempre digo que, si no hubiera viajado como un local en Laos, me hubiera vuelto a casa antes de, por ejemplo, vivir una de las experiencias más lindas que tuve enseñando inglés en Vietnam.

Qué sé yo. Prioridades.

Probamos cosas que de otra manera no probaríamos

Como decía antes, ¿qué mejor que ir a ese restaurante escondido en el barrio más local de la ciudad que visitamos? ¿Qué mejor que probar el plato típico del lugar, hecho por locales con amor y dedicación?

Cuando viajamos barato comer una hamburguesa en un lugar turístico, o tomar un licuado mirando el mar, no son opciones válidas. O al menos no siempre. No podemos sentarnos a ver, por ejemplo, el sol caer todas las tardes en las islas Gili, con una cerveza importada y una pizza que de local tiene poco y nada.

Entonces ponemos el ingenio a prueba. Investigamos e investigamos, hasta encontrar ese lugarcito escondido, sin carteles ni señales luminosas, pero que hace el mejor plato indonesio que alguna vez vayas a probar. Capaz, cuando nos sentemos, no sepamos en qué lenguaje nos hablan, o no sepamos qué dice el menú. Puede pasar. Pero con sonrisas y buena predisposición, todo se arregla.

Sí. También capaz el plato sea muy picante, o tenga un ingrediente que no nos guste, o este frío, o lo que sea. Puede pasar. Como también puede pasar que nos den una hamburguesa cruda en alguna tienda de comida rápida, ¿no? El que no arriesga, no gana, dicen por ahí. Y si no nos sumergimos de lleno en la adrenalina de conocer la cultura local, al menos para mí, el viaje no tiene mucho sentido.

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Conectar con la gente

Otras de las razones por las que viajar barato mejora tu viaje es que vamos también a conectar mucho más con la gente local de la ciudad que visitemos. Supongamos que, como me pasó hace unos años, el viaje nos deposita en Hong Kong. La ciudad con el metro cuadrado más caro del mundo, después de Nueva York. ¿Cómo hacemos para subsistir en esta ciudad, si viajamos con poco presupuesto?

Me acuerdo que apliqué, horas y horas, a distintos anfitriones en Couchsurfing y de esta manera conocí a 3 distintas personas. Una chica me llevó a conocer la ciudad, me llevó a comer a lugares que, sin ella, no hubiera ido y también, me mostró rincones ocultos de una Hong Kong mucho más local.

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Miles de historias y memorias para contarles a tus nietos y nietas

Son incontables las anécdotas que tengo por haber viajado de forma económica. Me pone orgulloso y confieso, se me dibuja una sonrisa cuando pienso en como va a ser mi vida en 30 años, contándole a mis nietos sobre el día que hice dedo en Malasia, o el día que me hospedé en una casa de familia en Génova, o el día que fui voluntario en Filipinas.

Creo que esas anécdotas hacen mi viaje único. Sin esas memorias, sin esos recuerdos, los países que visité serían solo puntos en un mapa, vacíos de vida, inertes, sin nada que ofrecer.

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Vas a darte cuenta que, lo que dicen sobre un determinado país, no siempre es cierto

¿Cuántas veces escuchamos en los medios que tal o cual país son peligrosos? ¿Cuántas veces nos bombardearon por las redes sociales con información sobre ciertas ciudades, queriéndonos hacer tener miedo a la hora de visitarlas?

Una de las razones por las que viajar barato mejora tu viaje, es porque uno está obligado a vivir la experiencia de una manera más local. Uno no puede ir a, por ejemplo, Irán y encerrarse en hoteles 5 estrellas y comer un desayuno continental. El presupuesto no nos daría ni para dos noches.

En cambio se ve obligado a hacer dedo, a interactuar con la gente local, a escuchar sus historias, sus miedos, y a ser, principalmente, víctima de su amabilidad. De su hospitalidad. Es, en estos países, donde más se derrumba el mito sobre cuan peligrosos son. Es que están tan ansiosos por recibir viajeros y por mostrarles la verdadera cara de su país, que se desviven por nosotros. Se muestran puros y sin caretas. Su carisma excede cualquiera tipo de frontera y nos vamos a ir el país llenos de amor.

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Comprender que sos capaz de vivir con poco

Llegamos a la razón más importante por la cual viajar barato nos va a cambiar el viaje (y la vida). Vamos a darnos cuenta que vivir con poco es posible. Nos vamos a dar cuenta que no hace falta llevar 10 remeras en la mochila, ni tener 4 pares de zapatillas, o dormir todas las noches en un hotel de lujo.

Vamos a encontrar la felicidad en la sonrisa de la señora que nos cocinó ese pad thai que tanto nos gustó. Vamos a entender que, mientras menos peso haya en nuestra mochila, más ligero vamos a estar. No solo de equipaje, sino también dentro nuestro. Mientras menos tengamos, más libres vamos a sentirnos.

Hay tantas cosas que creemos son vitales, pero no lo son. Viajando barato vamos a entender que somos muy felices con poco. Que lo realmente necesario esta en el camino, en la gente que conocemos, en las anécdotas que vivimos, en todo lo que aprendemos, y en la huella que dejamos.

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