Hacer voluntariado en una granja orgánica en Nueva Zelanda: mi experiencia
Te cuento toda mi experiencia sobre cómo hacer un voluntariado en una granja orgánica en Nueva Zelanda. Un país que me dejó amigos, cientos de paisajes y recuerdos, y algunos de ellos son gracias a mi trabajo como voluntario en una granja orgánica al sur del país.
Atrás en el tiempo habían quedado Asia y el Sudeste Asiático. Ya habían pasado varios meses desde que Kuala Lumpur me despidió cuando el avión con destino a Auckland y escala previa en Australia había despegado. Esas calles pobladas de vida, color y aromas ya no estaban en mi día a día y se hacían extrañar.
Había llegado el momento de una aventura nueva, diferente y llena de cambios. Luego de conseguir mi visa de trabajo por un año, me mudé a Oceanía y, por primera vez en mi vida, iba a vivir un país que no era el mío, con todo lo que eso implica: costumbres, idioma, una cultura distinta.
Pero si había algo que sobraban, eran ganas, pieza clave en toda esta “locura” de dejar lo supuestamente cierto y seguro por una vida de incertidumbre, improvisación y experiencias.
Después de algunos meses, ya Nueva Zelanda se había metido en mi corazón muy fácilmente, y los que conocen aquel país seguramente sabrán muy rápidamente porqué. Un país donde la naturaleza y el verde están en cada curva que uno toma.
Mi vida arrancó bien al norte del país por algunos meses, siguió en el medio de la isla sur por varios meses más, y de a poco me iría acercando al punto más austral del país. Todo esto siempre movilizado por distintos trabajos que iba consiguiendo y que me permitían seguir ahorrando para seguir viajando, y de paso, tener nuevas experiencias y conocer este increíble país.
Y si sobre experiencias hablamos, hacia ella vamos, ya que eso vinieron a buscar en este artículo. Mi paso como voluntario con Worldpackers no faltaría tampoco en Nueva Zelanda. Ya les conté las increíbles experiencias que había tenido haciendo un voluntariado en un hostel en Malasiay luego en Indonesia. Por lo que ni bien tuve un hueco entre trabajos, no lo dudé y me dediqué de lleno a uno.
Si deseas vivir la misma experiencia que yo, te recomiendo Worldpackers. Una plataforma que te permite hacer voluntariados e intercambios a cambio de alojamiento y otros beneficios. Funciona en todo el mundo, aquí puedes encontrar opciones de voluntariado en Nueva Zelanda y el mundo entero.
Mi experiencia haciendo un voluntariado en una granja orgánica en Nueva Zelanda
Esta vez mi destino iba a ser Clinton, un pequeñísimo pueblo al sur del país, tan pequeño que consta de un par de cuadras y no mucho más, pero lo que le falta de tamaño lo gana en verde y en paisajes, y eso era algo que nunca me faltaba en Nueva Zelanda y quería que siga siendo de la misma forma.
El lugar era una granja orgánica, donde el dueño contaba con varias hectáreas, y en ellas una cocina/comedor común grande donde todos los voluntarios podíamos descansar, cocinar y comer, varios motorhome donde nos alojaba, la casa donde vivía el y además de muchos hibernaderos y algunos animales, cientos de metros de verdes colinas donde se plantaban y cosechaban vegetales de todo tipo.
Pero si bien todo parecía idílico, el trabajo que desarrollábamos todas las mañanas durante 4 horas, ni un minuto más ni un minuto menos, no era nada fácil y a la vez bastante físico. Tengan en cuenta que al ser orgánico no se usan ningún tipo de químico o producto, por lo que los yuyos o hierbas malas que crecían alrededor de los vegetales había que sacarlos a mano y arrodillados, así cubriendo una larga línea y a veces hasta dos.
También podía tocar plantar vegetales, lo que también se hacía 100% manual y en pareja, uno hacia el agujero con una herramienta y el otro ponía las semillas, y al igual que antes, la fila a plantar era larga. Otra de las tareas que hice fue armar un hibernadero totalmente desde cero y dejarlo listo y sembrado, algo que jamás había hecho. Otra era recolectar aquellos vegetales que ya estuvieran listos, así que agarrábamos grandes canastos y hacia la colina íbamos en busca de toda la plantación.
Todo lo producido no solo lo usaba para su propio uso y también el nuestro, sino que los sábados era el día del mercado en un pueblo cercano y aprovechaba para llevar toda su mercadería y venderla ahí, para así poder sacar partido de toda la producción que tenía.
Yo tuve la suerte de tener un motorhome para mí solo, pequeño pero muy cómoda, y cubierta por vegetación para que el sol no me hiciera morir de calor, ya que estuve en verano por estos lados.
¿Cómo era el día a día durante mi voluntariado en una granja orgánica?
En cuanto al tema comidas, funcionaba en forma grupal: todos los voluntarios nos juntábamos y armábamos una lista de las cosas que necesitábamos (con algunas limitaciones que ya nos había comentado el dueño por costos), y pudiendo aprovechar todo lo que se producía en la granja, por lo que verduras no faltaban nunca y eran muy ricas, así que era algo para aprovechar.
La leche tampoco faltaba, y era muy fresca, ya que había una vaca que era ordeñada a diario y de ahí se obtenía la leche para todos: sí, de la vaca a la heladera directo. El queso no se podía pedir, porque nos enseñó cómo hacerlo nosotros mismo con la leche que nos daba y un poco de vinagre, algo nuevo que aprendí también ahí.
Así era como nos manejábamos, cada 2 o 3 días volvimos a hacer la lista, llenábamos la heladera, y después cada uno podía usar lo que quisiera para desayunar, almorzar o cenar. Todas las comidas estaban incluidas.
Algún día cortábamos con esa rutina y nos íbamos al único “bar” del pueblito a comer algo distinto, jugar al pool y tomar alguna cerveza. Y digo bar entre comillas porque si bien tenía aspecto de uno, era tan o más tranquilo que el pueblo, pero lo único necesario para pasar un buen momento era la buena onda de los otros voluntarios con los que coincidí: Bélgica, Holanda, Nueva Zelanda, Argentina, Tahití y Corea del Sur, un hermoso mix cultural que le daba ese toque extra a otra experiencia que después de casi 2 semanas llegó a su fin.
Dejé la granja con nuevos aprendizajes y una nueva experiencia con Worldpackers bajo mi brazo. Volví a confirmar que esto del intercambio de trabajo por cama/comida era mucho más que eso, que si uno va predispuesto puede sacarle mucho provecho a ese simple intercambio y transformarlo en algo más, en una experiencia que va a recordar siempre.
Y si no me creen mírenme, escribiendo este artículo de corrido y sin necesidad de consultar ninguna anotación. Viajen, vivan experiencias, que es lo único que nunca se va a olvidar.
In 2014 I decided to do something different. In 2015 I did it: I quit my job, I sold everything and I bought a one way ticket to Asia.
4 years ago I never imagined that everything would change so much. But I love it!