Mi voluntariado en Oporto me ayudó a enfrentar el miedo a viajar sola

Estaba a punto de realizar mi primer voluntariado en Oporto. Eran las 5.30 a.m. y estaba más agotada que nunca. Había dormido solo tres horas por los nervios. Me levanté, cerré la maleta y abrí las ganas de vivir esta experiencia. Así empezaba mi primer viaje sola.

Cuando llega el día de iniciar tu primer voluntariado te invaden las dudas. No tienes ni idea cómo será y el miedo a viajar sola te intenta detener. 

Pensaba que no iba a conocer a nadie e iba a sentirme sola.

Yo elegí Oporto porque ya había visitado la ciudad, aunque de la típica forma turística, basada en sólo visitar las mayores atracciones turísticas ya que disponía de poco tiempo. Esta vez quería tomarme mi tiempo y conocer la ciudad de una forma más relajada y auténtica, mezclarme con la cultura local y conocer rincones poco convencionales de la ciudad y gente nueva.

Mi voluntariado en Oporto lo realicé en un hostal. En mi caso, fue muy sencillo, pues se basó en ayudar al anfitrión en ciertas tareas que requiere el hostal a cambio de alojamiento y en ocasiones también comida.

Oporto es sin dudas una de las ciudades de Portugal más bonitas, conocé las otras.

¿Qué debía hacer durante mi voluntariado en Oporto?

Yo me encargaba de preparar el desayuno (el cual también estaba incluido para mi). Trabajaba un total de cuatro horas al día y el resto del día lo tenía libre para poder descubrir la ciudad, ¿Nada mal, verdad?

Durante mi estancia, estaba en contacto con el anfitrión y una trabajadora del hostal, ambos me dieron muchos consejos de sitios que visitar y platos que probar. Fueron encantadores conmigo y estoy muy agradecida por su acogida. El hostal estaba bien cuidado y tenía un ambiente muy acogedor que me ayudó a sentirme como en casa.

Gracias a mi voluntariado en Oporto descubrí nuevas culturas

Alojarse en un hostal es una experiencia muy enriquecedora, en mi caso conocí a gente de diferentes países con los que descubrí Oporto y otras zonas de su alrededor, al mismo tiempo que iba descubriendo diferentes culturas.

Pude hacer todo tipo de planes, como jugar a voleyball en la playa, andar hasta los sitios con mejores vistas de la ciudad, salir a probar comida tradicional, hacer visitas a otras ciudades, mezclarme con estudiantes e incluso ser invitada en la casa de unos locales para cenar.

Enfrentado mi miedo a viajar sola

Algo muy importante para mí fue aprender a pasar tiempo conmigo misma, valorar más los sitios donde estuve y simplemente tomarme con tranquilidad mi día a día.

La experiencia superó mis expectativas, el miedo de no conocer a nadie en el lugar me pareció ridículo una vez estando allí. Cuando realizas este tipo de viajes vas a conocer a tanta gente y vivir tantas buenas experiencias que después te vas a preguntar si estás loco por no querer repetir.

Recomiendo la experiencia a todo aquel que le guste conocer una ciudad de una forma diferente al turismo tradicional, pues siendo voluntario no solo descubres sitios, sino que haces verdaderos lazos con la gente que conoces.

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